sábado, 4 de febrero de 2012

Vedette-nomics

Olvídate de trabajar el lunes, de estudiar o de guardar tus ingresos para la posteridad porque la manera más rápida de llegar a la prosperidad y seguridad económica es el vivir en inmediato mundo de las celebrities. ¿No lo crees?

Desde hace algún tiempo, el blog de Freakonomics del NYT ha publicado distintos artículos usando el término Snookinomics o Kardashianomics en referencia al proceso de acumulación de riqueza de las "estrellas" de los realities, Snooki y Kim Kardashian. Su vida televisada les ha generado millones de dólares y el esfuerzo vinculado a estos ingreso ha sido practicamente nulo (en caso que no consideres que las horas de maquillaje, botox y bronceado como un esfuerzo digno de ser remunerado).

Por un lado, Kardashian estuvo casada por 72 días en el 2011. Sin embargo, esta boda (y los respectivos preparativos) le generaron ingresos de US$$10,358.80 por hora de casada. Este ingreso se generó a través de la venta de las fotos de las celebraciones a distintas revistas, la grabación de la boda, entre otros.

Por el otro lado, Snooki recibió en el 2011, US$32 mil por hablar en la universidad Rutgers sobre su filosofía del GLT (Gimnasio, bronceado y lavandería, por sus siglas en inglés). Este monto superó por US$2 mil lo que le dieron a una ganadora del nobel americana por dar el discurso de comienzo de año en la misma universidad.

¿Snooki>Premio nobel? Pues sí, ya que la publicidad en los medios luego del discurso de Snooki colocó a la universidad en la mira de todos los ávidos seguidores de esta estrella de origen chileno (adoptada por americanos) y demás. En el caso de Kardashian ocurre lo mismo, su imagen sirve como publicidad, sirve como entrada de mayores ingresos y voilà.

Tú dirás que es una ocurrencia de gringos, incultos, materialistas, pero no. Las celebridades y la notoriedad generan la atención del público en todos lados. Una breve ojeada a los titulares de las páginas en línea de los principales medios del país da a entender el afán por lo escandaloso. Y, a pesar de que no te guste, entras, clickeas, te enteras, e, indirectamente, les pagas.